New York New York
Este verano, en medio de una ola de calor en Estados Unidos, nos decidimos a pasar unas breves vacaciones en New York City. Todo el mundo que visita la gran manzana tiene la percepción de haber estado allí antes y no es de extrañar… nuestra memoria a lo largo de los años ha retenido innumerables imágenes a través del cine que hacen que todo sea conocido y que parezca que te has trasladado a un escenario lejano pero familiar a la vez.
Esta contundente y enorme ciudad te acoge, abruma y a veces asusta. Nada más llegar, hubo dos cosas que me sorprendieron y que pellizcaban mi mente haciéndome volver a la realidad en la que estaba: los altos rascacielos, a los que al final te terminas acostumbrando y el ruido en las calles a pesar de tener las ventanas completamente cerradas. Tienen razón aquellos que la denominan “La ciudad que nunca duerme”, siempre llena de actividad, acoge a habitantes de todas las razas y nacionalidades. En la mayoría de sus habitantes se refleja ese afán de supervivencia que transmiten sus rostros, sus ritmos… eso sí, siempre brindándote una sonrisa a pesar de esa lucha.
Podríamos decir muchas cosas de Nueva York y no acabar nunca, de sus barrios, de sus edificios emblemáticos… pero qué podemos decir de su gastronomía?
New York huele a perrito caliente en cada calle, son famosos sus vendedores con su carrito incorporado, por un precio insignificante te lo preparan en un momento en vivo y puede ser una alternativa interesante si vas con prisa, llevas pocas monedas en el bolsillo y no eres excesivamente escrupuloso. El olor a especias, carne y salsas varias invade cada rincón…llega un punto en que es parte del ambiente, ni bueno ni malo, simplemente es intrínseco a sus calles. También, aunque en menor medida, hay puestos de dulces, con diferentes tipos de bollería e incluso cupcakes y muffins.
Además de estos puestos ambulantes, es infinita la variedad de locales de comida rápida, siempre llenos. Todo se puede cocinar, preparar y comer por la calle… cualquier momento es bueno para tomar un café (los Starbucks de New York tienen algo especial) o comer algo, los horarios se los pone uno mismo y todo está bien…
No puedo olvidarme de las hamburguesas, muy ricas, aunque al menos las que yo probé no son muy diferentes a las nuestras. Pero, sin duda, no puedo dejar de hablaros de sus Cinnamons Rolls, los gigantes muffins rellenos de diferentes delicias, las french toast con los huevos hechos de mil formas (me recordaban a las torrijas), pancakes (tortitas) y los bagel (rosquillas) rellenos de mil cosas apetitosas … qué desayunos por favor!
Si queremos comer platos más elaborados o propios de la cocina mediterránea, tienes que pagar algo más… Como podéis imaginar, el aceite de oliva está bien cotizado y lo ponen con cuenta gotas, no sabemos lo que tenemos! pero merece la pena no saturarse con platos de fritanga día y noche.
- Comida japonesa riquísima y con menú!
http://www.japonicanyc.com/ - The Prime Burger (aquí hicimos desayunos varios), lugar curioso, con mesas en U, larga barra, camareros de toda la vida, con música americana, lugar de escenas de Sexo en Nueva York.
http://www.primeburger.com/home.nxg - Serafina Restaurant, una pizzería con encanto y platos deliciosos.
http://www.serafinarestaurant.com/serafina/index.html
Espero que os haya gustado el post, y os invito a visitar más fotos en nuestro álbum de flickr. Y si os animáis a visitar New York, que no sea en pleno agosto!