Tras mi estancia este verano en New York, vine con el mono de aprender a hacer Cinnamon Rolls, estas espirales de canela que vuelven loco a cualquiera. La receta que os presento la tomé del
Rincón de Bea, y he decir que me han salido muy bien aunque quizás si hubiera amasado más la masa aún, me hubieran quedado más blanditos…Eso sí, lo he hecho de forma tradicional, usando únicamente mis manos (imaginaos cómo estaban las pobres!) porque no tengo máquina amasadora pero en general han gustado mucho tanto en casa como a los compis del curro. Los siguientes días al hacerlo, mojados en la leche, estaban más buenos todavía. Si os decidís a hacerlos, y tenéis dudas, preguntadme porque a mi durante el proceso me surgieron algunas y una no sabe dónde acudir. La receta es fácil pero requiere tiempo, una tarde entera necesité yo, para que os hagáis una idea.
INGREDIENTES:
- 90 gr. azúcar granulado
- 80 gr. mantequilla a temperatura ambiente
- 7 gr. sal
- 45 gr. huevo ligeramente batido
- 5 gr. extracto de limón
- 450 gr. harina de fuerza
- 6 gr. levadura de panadero liofilizada
- 300 ml. leche a temperatura ambiente
- 115 gr. azúcar con canela (90 gr. azúcar / 15 gr. canela)
PREPARACIÓN:
Primero, batimos el azúcar la sal y la mantequilla en un bol bastante grande, yo lo hice de forma manual. Incorporamos el huevo y el extracto de limón y removemos hasta que quede bien mezclado. Añadimos la harina, la levadura y la leche. Ahora, si lo estás haciendo “ a mano” como yo, ármate de paciencia y ponte a amasar hasta que la masa quede sedosa y fina, adherente pero no pegajosa. Perfectamente pude estar hasta media hora amasando hasta que conseguí esa textura. Durante ese rato, deberás ir agregando más harina poco a poco…, para que te hagas una idea, del paquete de harina que usé, lo gasté casi todo.
Engrasaremos ese bol u otro limpio ligeramente con aceite de oliva y colocaremos la masa, dándole vueltas para que quede completamente engrasada. Tapamos con film de cocina y dejamos fermentar a temperatura ambiente unas dos horas, o hasta que la masa doble su tamaño.
Despeja ahora tu encimera, mesa o cualquier superficie lisa y amplia que tengas. Rocía la encimera con un pulverizador de aceite y coloca la masa encima. Estira la masa con un rodillo enharinado. Forma un rectángulo de 1,5 cm. de grosor y de unos 30 x 35 cm. de superficie para formar bollos grandes o de 45 X 22 cm. para bollos pequeños. Yo no seguí estas medidas, sino que estiré la masa dándole forma rectangular todo lo que pude dejándola fina pero manejable. Espolvorearemos la mezcla del azúcar con la canela sobre la masa y enrollaremos como un cigarro creando una espiral, con la juntura hacia abajo (No presionar demasiado, ya que los bollos resultantes serán duros y correosos, en vez de blandos y esponjosos. Cortar la masa en 12-16 trozos de 3 cm. de grosor.
Forraremos una bandeja con papel de hornear. Colocamos los bollos dejando separación de 1 cm. de modo que no se toquen pero que queden unos cerca de los otros. Dejarlos reposar a temperatura ambiente hasta que se toquen o que casi hayan doblado el tamaño (yo los dejé media hora aprox).
Introducir en el horno precalentado a 175º y colocar la bandeja en posición intermedia, durante 20-30 minutos o hasta que queden dorados. Yo con 20 min tuve de sobra, no los dejéis mucho que se endurecen! como cada horno es un mundo, estad pendientes.
Dejarlos enfriar en la bandeja durante unos 10 minutos, y luego echarles el glaseado por encima, mientras estén templados, pero no calientes.
Para el glaseado:
Echar 4 tazas (yo usé pequeñas de café) de azúcar glass en un cuenco. Añadir una cucharadita de extracto de limón. Ir echando hasta 6 cucharadas de leche tibia hasta que se disuelva totalmente el azúcar y obtengas una masa espesa y homogénea.